sábado, 24 de mayo de 2014

XI FORO DE ARTES DRAMÁTICAS Y LITERATURA

Estuve como Invitada especial del XI FORO DE ARTES DRAMÁTICAS Y LITERATURA, en Magangué, Bolívar, del 12 al 16 de mayo de 2014.

Aquí, algunos apartes del TALLER DE TEATRO, que se impartió a estudiantes e interesados en la TEATRALIDAD.

TALLER DE TEATRO
"Espacio de creación, formación e investigación teatral", generalidades en  manejo de la voz, manejo del cuerpo, improvisaciones, actuación y propuesta de montaje escénico

JUSTIFICACIÓN

La educación artística es una dimensión aún inexplorada en nuestra nación. La forma en que ésta ha sido instaurada en las instituciones educativas, merece revisiones y reformas.

Sin embargo es un aliciente para muchos niños(as) que hallan en el arte la salida a sus más íntimos sueños de realización personal, debido a su talento y a todas las formas de creación a los que son impulsados por el medio e influencias familiares.
En la infancia  se nos devuelve el alma de las cosas: la esencia de lo que nosotros a veces no podemos captar, mientras andamos de prisa por el mundo. Esto no significa, sin embargo, que todos vayamos a convertirnos en artistas. En este sentido, es importante distinguir entre la capacidad de expresión, a la que todos tenemos derecho, y el desarrollo sistemático de una vocación artística determinada, como la música, la  pintura, la danza, el teatro o la literatura, para la cual se requieren, además de talentos especiales, un largo proceso de formación y de elaboración disciplinada y rigurosa.

En este sentido, Gianni Rodari, en su Gramática de la fantasía, nos propone un bello lema democrático: “Todos los usos de las palabras para todos. No para que todos seamos artistas, sino para que ninguno sea esclavo”. Yo añadiría que, además de todas las palabras, necesitamos todos los colores, todas las músicas posibles, todas las danzas y todos los sentidos. Para que nadie diga, cuando crezca: “Yo no sé pintar, no puedo bailar ni cantar, ni decir algo propio. Yo no tengo nada que me haga especial e irrepetible”.

En el caso específico del TEATRO, ACTUAR, es un acto de creación que no puede enseñarse, pero sí cultivarse entre los niños y jóvenes. ¿Cómo surge un ACTOR?
Es la pregunta que debemos plantearnos en el proceso creativo de formación en las artes escénicas.
Los Talleres de TEATRO son fuentes de conocimiento, de carácter DRAMÁTICO: sólo a través del manejo constante de la voz, el cuerpo, manejo del espacio escénico, el continuo desarrollo de improvisaciones, actuación: me haga especial e irrepetible”.
En el caso específico del TEATRO, ACTUAR, es un acto de creación que no puede enseñarse, pero sí cultivarse entre los niños y jóvenes. ¿Cómo surge un ACTOR?
Es la pregunta que debemos plantearnos en el proceso creativo de formación en las artes escénicas.

Los Talleres de TEATRO son fuentes de conocimiento, de carácter DRAMÁTICO: sólo a través del manejo constante de la voz, el cuerpo, manejo del espacio escénico, el continuo desarrollo de improvisaciones, actuación: llegaremos al planteamiento de un ejercicio teatral de TALLER.

CONTENIDO TEMÁTICO
·        
MANEJO CORPORAL
·        MANEJO DE LA VOZ
·        MANEJO DEL ESPACIO ESCÉNICO
·        IMPROVISACIÓN
·        ELABORACIÓN DE FÁBULA TEATRAL: PARTITURA CORPORAL DE MONTAJE
·        PRODUCCIÓN Y PRESENTACIÓN DEL EJERCICIO TEATRAL DE MONTAJE

METODOLOGÍA

Los participantes tendrán la oportunidad de ir desarrollando ejercicios escénicos, teórico-prácticos alrededor de las técnicas teatrales, en especial: LA IMPROVISACIÓN, para probar en el espacio escénico con los diferentes planos un EJERCICIO TEATRAL DE MONTAJE.

OBJETIVOS
·        Recrear en un Taller teatral, las herramientas básicas de Interpretación del ACTOR: LA VOZ, EL CUERPO, LA ACCIÓN DRAMÁTICA.
·        Implementar a través de ejercicios de manejo de planos en el espacio escénico, la herramienta de la IMPROVISACIÓN. 

·        Elaborar el planteamiento de un EJERCICIO TEATRAL, previo al Montaje teatral o SEMIMONTAJE.  Aquí compartiendo uno de mis ensayos teatrales, durante el evento. Y en un compartir teórico.


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martes, 26 de marzo de 2013

CELEBRACIÓN DEL DÍA INTERNACIONAL DEL TEATRO



A PROPÓSITO DEL DÍA INTERNACIONAL DEL TEATRO: 27 DE MARZO

APUNTES DE TEATRO Y POLÍTICA

Escribo esta nota, de tajo, así como me atraviesan la carne y la mente los personajes o como de repente se me cuela una imágen para escribir algún texto poético, un ensayo o una obra teatral.

Porque no puede ser, sino desde la emoción que me produce HACER TEATRO, que deseo compartir con ustedes.

La maravillosa Barbara Grounau, en su texto El Teatro y la Ciudad, nos comenta:  “La conexión del teatro con su contexto urbano abre, en el mejor de los casos, la mirada para el carácter escénico del espacio de la ciudad. Tanto si la obra de teatro local se realiza como viaje de exploración a una zona olvidada de la ciudad, o se concibe como una manera de sumergirse en un universo vital extraño o como aproximación a una atmósfera particular, siempre busca la razón común de la convivencia de sus habitantes.”

Me pregunto hasta donde llega a retumbar esta frase en nuestros oídos y la manera como podemos hacerla realidad en nuestros aconteceres como Teatristas; no es fácil armar un mar en el que todos quepamos, pero si decantar ríos que nos conduzcan a océanos comunes.

Hablo en este sentido en nuestro más que deber, llamamiento como artistas a hacer parte del Concierto Político-no politiquero- que nos ubica en nuestra sociedad como hacedores y constructores de ciudadanía  y al fin de cuentas como transformadores de la misma.

Se que no es fácil en medio de esta hipercomunicación comenzar a entender o dilucidar nuestros compromisos, pero si es bueno, reflexionar un poco, acerca del PODER que ejercemos desde nuestro oficio.

Nicolas Evreinov   y su tesis desarrollada a partir de ilustraciones variadas, señalaba un asiento teatral en todas y cada una de las manifestaciones de la existencia social y en especial, de aquellas en las que el poder jugaba un papel importante: los ACTORES POLÍTICOS, debían "pagar su cotidiano tributo a la teatralidad".

Debemos y Tenemos el deber social-político de ejercer a través de nuestra obra influencia sobre nuestro tiempo; sino en cual otro?

No hablo en este sentido de discursos panfletarios o de llamamientos advenedizos de quinta a vincularse a tal o cual partido; hablo de contar en el escenario el concurso de nuestros acontecimientos; por eso PROMETEO, EDIPO, ANTÍGONA, en primer plano sirven  para dar apariencia, a los principios que gobiernan la vida colectiva, los dilemas y conflictos  que esta plantea.

Temas como el cambio climático, estado del medio ambiente, la educación, la cultura, el arte y sus relaciones, los Derechos Humanos y en especial en nuestro país el Derecho Internacional Humanitario; deberían llenar las carteleras de nuestros teatros, sin la excusa de no hacerlo porque no gusta, no vende o no es divertido. Existen, ustedes lo saben, todos los teatros y todos los públicos.

Se por experiencia propia que tocar estos temas, complejiza la teatralidad, pero también le da fuerza para mostrar la vida y sus quehaceres.

Lo político responde a una escenología, y lo mismo sucede con lo social. Toda sociedad conforma un escenario múltiple desde mucho antes de que el teatro hiciera de él su espacio específico; existe un parentesco esencial entre lo social y lo teatral, incluso en esos lugares ordinarios en que se va hilvanando el curso de las vidas cotidianas.

Cuando en estos días observo a mi hija ORIANA y me miro en sus ojos, mi alma vuelve a temblar por pretender dilucidar, cual será el Teatro que le espera, sólo pienso en que desde el presente puedo construir un poco sus escenarios futuros.

El objetivo de todo poder es el de no mantenerse ni gracias a la dominación brutal, ni basándose en la sola justificación racional. Para ello no existe, ni se conserva, por la transposición y producción de imágenes, por su manipulación de símbolos y su ordenamiento en un cuadro ceremonial: EL TEATRO.

FELIZ DÍA INTERNACIONAL DEL TEATRO¡¡¡

Bibliografía

-EL PODER EN ESCENAS, De la representación del poder al poder de la representación.
George Balandier.




TALLER DE POÉTICAS CONTEMPORÁNEAS DE LA DRAMATURGIA.

RESULTADO FINAL DE EJERCICIO TEATRAL DE TALLER, DIRIGIDO POR TANIA MAZA.


PERSONAJES
  • PIGMALIÓN ALADO: Partir hacia el sol. Búsqueda de la belleza eterna. NELSON
  • FANTASMA DEL AMANTE: Ser romántico en busca de su amada. FABIO.
  • UN ALMA NATURAL: Basado en Rousseau. JAIR
  • SHEREZADA: Cuenta con su cuerpo la historia que la anima. AÍDA.
  • PINTORA: Describe en sus cuadros la travesía de todos los seres.
CONCEPTO DE COMPOSICIÓN
Otro aspecto de la forma es la composición. En sentido general, la composición es el ordenamiento, estructuración de los elementos que componen la obra para, fundamentalmente, facilitar la percepción del receptor y para jerarquizar los componentes y con ello unirse más fuertemente con el contenido construyendo una estructura potente que posibilita el camino del espectador hacia el núcleo de la obra, manteniendo y guiando su interés por la misma. Pero composición no significa solo organizar los elementos, sino también y por sobre todo, la realización de la obra total. Mas que un hecho, un acto realizado, componer es un hacer continuo, es un hacer y un rehacer permanente. Podríamos decir que el proceso compositivo es también el proceso creador.
La composición al ser estructura funciona como marco. Contiene y separa lo que tiene que participar en la obra de aquello que no tiene que aparecer en ella.
Componer es elegir y en ultima instancia comprometerse. Lo que aparece en la obra esta allí por que consciente o inconscientemente fue seleccionado por el artista, y este compromiso de elegir, esta selección que deja muchos elementos afuera, se relaciona íntimamente con el contenido de la obra, con la ideología del artista.


PARA TENER EN CUENTA
  1. ESPACIO ESCÉNICO
b) SUPERACIÓN Y DILATACIÓN DE LA REALIDAD EN EL COMPORTAMIENTO DEL ACTOR (acciones físicas y vocales). El arte parte de la realidad del Hombre, pero la expresa de una manera diferente, dilatada, sintetizada, modificada artificialmente.
En este sentido un cuerpo en escena no puede ser igual a un cuerpo en el desenvolvimiento de la vida diaria. Un cuerpo en escena tiene que crear, concientemente, otro tipo de realidad. Una realidad que en primer termino sea atractiva, genere atención en el espectador: visual, sensorial, sonora, emocional.
Una atracción que es la herramienta fundamental para transportar una idea, un discurso, un contenido. Los mismos conceptos valen para el trabajo vocal. En este sentido buscar o crear esa otra realidad a la que hago referencia, implica en el nivel de la actuación trabajar en pos de adquirir un modo de comportamiento físico, vocal e intelectual que no se corresponda con el que se despliega a partir de nuestra formación socio-cultural. Es decir, se trata de incorporar, mediante aprendizaje y práctica, nuevos lenguajes expresivos y de comportamiento.
c) UTILIZACIÓN DE ESCRITOS NO TEATRALES PARA LA ELABORACIÓN DE LA DRAMATURGIA TEXTUAL.
En ninguno de los trabajos del Muererío Teatro estrenados hasta la fecha, se ha utilizado un texto teatral como base de la dramaturgia textual. El texto escrito se ubica en el mismo nivel que los demás planos dramatúrgicos de la obra en el sentido que cada plano representa una búsqueda en sí que parte de un disparador muy
primitivo. El texto dramático no es la excepción y se trabaja sobre el mismo, de igual modo que con los otros componentes de la puesta y no puede tener una existencia previa muy elaborada. Esto expresa la voluntad de definir la “creación”, o el hecho creativo, desde los niveles más primigenios y particulares posibles.

d) Conjunción de la actuación, la danza y la música en la representación escénica.
Mis concepciones del Actor y del Teatro responden a una idea de comunión entre las disciplinas artísticas de representación: la música, la danza y actuación.
Una idea donde éstas tres disciplinas manan y se relacionan sin límites visibles y calificables. No me refiero solo a un performer que sepa cantar o ejecutar un instrumento o sepa bailar o sepa representar una característica compositiva determinada.
Me refiero de un modo de pensar específico, de una concepción tripartita de la representación escénica donde los principios inherentes a cada manifestación actúan sobre las demás de una manera constante y fluida.
Se puede elaborar un espectáculo enormemente musical sin que suene una sola nota, se puede danzar la inmovilidad, se puede hablar como si se bailara y danzar un texto.
De aquí surge la idea del actor/ bailarín/ músico que reúne en su expresión las tres disciplinas escénicas señaladas, pero no el sentido de concatenación de las mismas (Comedia musical, Opera, Zarzuela, Cantata) sino en el sentido de superposición simultanea.
Así mismo ésta idea de unidad, en la teoría y en la práctica, potencia y brinda claras herramientas en la utilización pura de las mencionadas disciplinas.
Todos los movimientos y desplazamientos de los actores son partituras fijas creadas por cada uno de ellos o en conjunto, que responden a una “línea melódica” o “rítmica” que puede ser una imagen o una cadena de imágenes, una encadenamiento de
acciones codificadas como las de un arte marcial, una canción, un texto, etc.; pero además la música en forma de canción y/o melodía, así como la danza en forma de baile se hacen presentes de una manera explícita.

TEATRO DE LA FRAGMENTACIÓN

ELEMENTOS A APLICAR

TIPOS DE COMPOSICIONES FRAGMENTARIAS

1-ALTERNANCIA
2-REPETICIÓN Y RECURRENCIA
3-PARATAXIS
4-LINEAS DE FUGA Y MOVIMIENTOS DE DESTERRITORIALIZACIÓN: RIZOMA.

NOTA: MATERIAL IMPRESO POSTERIOR.

CONCEPTOS DE REPRESENTACIÓN A PLICAR.

La representación en teatro y el teatro de la representación
El encerramiento de la obra de arte teatral en el paquete de la mercantilización impli ca un fenómeno complejo de la institución misma, que he tratado de plantear en los siguientes términos:
A través de la compleja historia del drama occidental, una y otra vez se ha examinado el teatro como un encuentro entre el es pectador y el actor. Dicho enfoque se po dría leer desde Aristóteles bajo la fórmula teatro es mimesis.
La idea de la mimesis en el teatro implica so bre todo una elaboración muy compleja de la relación entre el escenario y la realidad, que nos permite pensar el escenario como una forma de representación de lo humano, de la postura del sujeto frente al mundo.
Aún por el camino aristotélico de la identi ficación y la catarsis (por la vía del terror y la conmiseración) se pone en evidencia la relación escenario-público u obra de arte-realidad. Dicha relación compleja implica sobre todo una fuerte alusión a la estruc tura teatral como una institución que desde Aristóteles hasta aquí tiene unos ejes trans versales. “No se dejará de observar que la práctica del teatro en Occidente ha obedeci do siempre a la misma definición global, ra tificada por la conciencia colectiva y que no se puede rechazar radicalmente sin recusar la civilización que la ha producido” 118
Esto quiere decir que se podría asumir la existencia de unas posibles lógicas de la estructura del teatro, que aunque diná micas por efecto de la historia occidental, permanecen moviéndose sobre los mismos rieles (orden-desorden-orden, línea de sucesos, espacio, tiempo, circunstancias, etc.), a las que denominamos institución teatral propiamente dicha; y que instaura das desde la secularización del ritual diti rámbico en Grecia, han permanecido con escasas alteraciones hasta el siglo XX.
De todas las teorías propuestas hasta aho ra, a decir verdad sólo hay tres que hayan puesto en peligro los fundamentos mismos del teatro: Craig, Brecht y Artaud” 119
Dicha estructura teatral, a la que llamo Teatrum Ex Machina, ha tenido diferentes momentos según la historia de Occidente, pero podríamos aventurarnos a plantear que es Brecht el que la ha movilizado.
Si atendemos a las más recientes teorías es téticas, la preocupación por la relación obra/público permanece vigente; la teoría de la recepción, por ejemplo, postula que la obra es completada por la experiencia de vida del espectador. Esto es más que radical en el arte teatral, ya que si bien en la pintura o en otras formas de arte plástico tradicional encontramos la materialización de la obra en su condición de cosa120, en el teatro la materialización está ausente: en apariencia es sólo el encuentro entre la obra y el pú blico. Sin embargo la obra funciona como un objeto de arte frente al cual el espectador se sienta cómodamente, a oscuras, de manera completamente anónima, o como dice Müller en Hamlet Máquina, “en la sala los especta dores no mueven ni un pelo”.
Ahora bien, es esa máquina teatral la que Brecht ha intentado romper con la tensión que supone el teatro épico y el efecto de

distanciación o extrañamiento, que trata de fracturar la relación de identificación esce nario-realidad señalada por Aristóteles (ya mencionada más atrás).
Brecht apela a un teatro de la representa ción que le permita al espectador percibir el sistema teatral como un laboratorio en el que se observan diversas posturas sobre el mundo que se pueden analizar crítica mente y sobre las cuales se puede tomar partido. La materialización de la escena se vuelve más que evidente.
En este contexto se produce el trabajo de Heiner Müller, que va más allá, lo que nos sitúa de algún modo en un teatro post dramático. Este concepto de teatro post dramático empieza a circular en Europa a propósito de los últimos trabajos de Bec kett en los que se abandona radicalmente el concepto de acción; pero sobre todo se refiere al trabajo de los dramaturgos que cuestionan desde la escritura y desde la puesta en escena misma el concepto del teatro como representación, el teatro con la estructura teatral externa, el teatro como materialización objetual.
Müller rompe completamente la idea de la obra como objeto terminado para la puesta en escena; esto quiere decir que se distan cia de Brecht, en el sentido de que por más que se trate -en Brecht- de un teatro dia léctico, la obra siempre cuenta una historia conclusa y perfecta, la fábula aparece y se representa en el escenario; en Müller, en cambio, no sólo no hay fábula sino que se prescinde de ella abruptamente. En Müller no hay obra: hay un material plástico que se puede poner en escena de cualquier manera; es un material atmosférico, que cuestiona no solo la relación escenario/público -creando el distanciamiento bre chtiano-, sino la representación misma; no hay obra, ni puesta en escena, es un labo ratorio social que usa los lenguajes como material plástico.
Dicho laboratorio social sería asumir el teatro a la manera de un nuevo realismo; el abandono de la representación en pos de la presentación, despojando al teatro el carácter de cosa mercantilizada para recuperar la oportunidad de construcción colectiva de sentido.
En todo el semestre de la maestría121 he mos venido desarrollando varios ejercicios escénicos que justamente tienen ese obje tivo: abandonar la obra como un objeto ce rrado y devolverle su fuerza motora de un aquí y ahora que es lugar de enunciación y construcción de sentido.
Coda: El teatro y la presentación desde el tránsito de la contingencia
La contingencia se opone a la necesidad, en el sentido que el ser -en potencia- pue de no llegar a materializarse -en el acto-; el no-ser puede ya convertirse en un gesto de arte tan sorprendentemente crítico como el “preferiría no hacerlo” de Bartleby.
Ir de la potencia al acto -o del pensamiento a la acción- es obligatoriamente atravesar el abismo que ha tenido en vilo a la filoso fía desde tiempos inmemoriales, es quizás por ello que la labor del artista se convierta -como asegura Nietzsche en La Voluntad de poder como Arte o Heidegger en Poética mente habita el Hombre- en la única salida a dicha disputa ontológica: El arte es la ac tividad ontológica por excelencia”.
Esta discusión implica revisar desde Agam ben la naturaleza misma de la potencia, desde las tres versiones o estadios que sugiere Avicena a partir de Aristóteles: La potencia material, del niño que puede llegar a escribir sin saber nada de la escritura; la potencia fácil, en la que se descubre la po sibilidad de escribir apenas en el comienzo del aprendizaje, y la potencia perfecta, que es en la que se halla Bartleby, en la que se sabe perfectamente escribir pero no se hace: no se llega a producir escritura.
En ese sentido abordamos la consideración sobre le necesidad y la contingencia, que es una mirada paralela al tránsito de la potencia al acto. Porque si la creación es un proceso de necesidad el ser en estado de potencia no puede no ser, es decir no puede dejar de atravesar el abismo para llegar al acto. Pero si tomamos la creación como contingencia, el ser en potencia puede preferir no ser. La ‘impotencia’ es ya en sí misma un gesto de creación. El gesto de Bartleby pareciera mostrar la función del arte contemporáneo en la que no se trata de llegar a objetos, sino al ‘gesto’ que tiene implicaciones en el otro y transforma desde allí la vida122.
La negación de Bartleby a permanecer en la cadena de reproductibilidad técni ca, rompe inmediatamente la alienación, obliga a pensar la circunstancia de la re lación sujeto-mundo que se había olvida do, pone la representación en entredicho. Romper la representación, el juego de las convenciones de la realidad burguesa, lo obliga a negarse a seguir “materializando” su relación con el mundo; negarse a “tra bajar” desde la perspectiva hegeliana se convierte en la reconstrucción misma de la relación sujeto-objeto. La contingencia es dicha negación; aquello que en Hegel se constituyó como la condición misma de la subjetividad -el trabajo como síntesis dialéctica sujeto-objeto-, el capitalismo lo convirtió en mercancía, colocando un velo sobre dicha relación y empañando la reali dad de representación y simulacro; la tarea del artista es, entonces, la contingencia, desmaterializar las obras, descorrer el velo, presentar lo irrepresentable.
El aquí y el ahora de lo contingente, de la labor del artista como negatividad, es un rompimiento de la continuidad histórica y del sujeto mismo, es salir del tiempo como continuidad rectilínea e ir a buscar la argu mentación en la experiencia de lo presente permanente. Es interesante ver como apa rece la fugacidad del presente que muere

bajo las palabras alemanas Jetztzeit y Jetztsein (Dasein). Aparece también en el tiem po del ahora que funda todo (no ya el pasado, tampoco el futuro) y en el ser que es en el presente (del aquí y el ahora, que es un tránsito y un ocaso). “Tres mil seiscientas veces por hora el segundo murmura: recuerda” dice Baudelaire. O Hessel: “La visión despertó en mí una gran serie de imágenes del pasado y el futuro, un magnífico desarrollo de la historia, que llevaba como el oleaje del mar al pequeño barco del propio ser”. O como aparece en Benjamin: “La modernidad aparece identificada con la discontinuidad de la experiencia, en el sentido de que la reflexión sobre el presente ha quedado separada de lo que ya existía” 123.
Pero es todavía más dura la experiencia que supone la intimidad, porque si ya no hay credibilidad en la experiencia histórica y si en la experiencia individual (erfahrung por erlebnis) el derrumbamiento del sujeto como unidad sintética de la percepción ha resul tado un acontecimiento mayor, o en otras palabras, si no hay historia y lo que queda es la intimidad, hemos descubierto la herida por el mecanismo de Freud y del romanticis mo: el sujeto en sí mismo está roto. Perdió su identidad; no es uno y el mismo en cada instante; cada vez es distinto de sí mismo; su esencialidad es el ocaso y la fragmenta riedad, la nostalgia de lo que es, de lo que será y de lo que fue: La Negación. “¿No soy un falso acorde en la divina sinfonía? ¿Es toda mi sangre este veneno negro? Soy el siniestro espejo donde la furia se contempla. Soy la herida y el puñal. Soy la bofetada y la mejilla. Soy la víctima y el verdugo. Soy de mi corazón el vampiro” 124
El sujeto escindido de la modernidad horrorosa es un poeta que grita sus inmundicias, no es el vate de la antigüedad griega y romántica; es el vagabundo que, como dice Benjamin, “se debate en las calles abandonadas por su poético botín” 125, un aborto incompleto que obliga a su madre a maldecir: “Cuando el poeta aparece en este mundo enojoso, su madre, aterrada y profiriendo blasfemias crispa sus puños hacia dios: ¿Ah, no haber parido un nido de víboras antes que alimentar esta irrisión! ¡Maldita sea la noche de placeres efímeros en la que mi vientre concibió mi expiación!” 126
A un mundo de horror, un sujeto de horror; a un mundo en pedazos, un sujeto en pedazos, un flaneur, un trapero, un pintor surrealista que trata de conciliar el método de las imágenes dialécticas.
Entrando al último estadio, el intento por construir un arte de la contingencia que se acomode a un sujeto fragmentario en un mundo fragmentario es la salida que le dan Benjamín y Adorno a la dialéctica negativa: proyectar filosóficamente el surrealismo para hacer un bricolaje al mundo de lo efímero, “transplantar el principio del montaje a la historia” o emprender “el proyecto [que] representa la utilización filosófica del surrealismo como el intento de afirmar la imagen histórica desde sus desechos”. En palabras del mismo Benjamin: construir la imagen dialéctica de una interrupción, que a su vez es una destrucción.


martes, 21 de agosto de 2012

AGUIJÓN THEATER COMPANY OF CHICAGO

PROYECTO VOCES CARIBEÑAS

El pasado viernes 17 de agosto de 2012, a las 5:00.p.m, en las instalaciones del MUSEO DE ARTE DE MODERNO DE CARTAGENA, se presentó la LECTURA DRAMATIZADA DE :"UN EXTRAÑO CADAVER COLOR MALVA".

DRAMATURGIA: ALBERTO LLERENA
DIRECCIÓN: MARCELA MUÑOZ

La actriz TANIA MAZA, encarnó a LA MUJER DE LAS GAFAS, en esta lectura que hace parte del PROYECTO VOCES CARIBEÑAS, que adelanta la Compañía Teatral AGUIJÓN THEATER OF CHICAGO.

En la fotografía ROSARIO VARGAS Y MARCELA MUÑOZ, codirectoras artísticas de AGUIJÓN THEATER.

jueves, 28 de junio de 2012

II CONGRESO INTERNACIONAL DE ESTUDIOS TEATRALES

Participamos como ponentes  en el II CONGRESO INTERNACIONAL DE ESTUDIOS TEATRALES. UNIANTIOQUIA. Mayo 16-18 de 2012.
Estuvimos en la mesa 1, Teorías de Puesta en escena con la ponencia TEATRO SIMBÓLICO-IMAGINATIVO: SINTAXIS DEL DISCURSO TEATRAL EN LA POSTMODERNIDAD.

La adjuntamos a continuación:



TEATRO SIMBOLICO-IMAGINATIVO: HACIA LA BÚSQUEDA DE LA SINTAXIS DEL DISCURSO TEATRAL EN LA POSTMODERNIDAD

“El objetivo explícito de Artaud es la elaboración de una nueva gramática del lenguaje escénico se basa en la utilización de luz, movimiento, palabra, gesto, objeto…como signos. Signos que se relacionan entre sí, entre los que se puede establecer una sintaxis. Cifrar la materialidad escénica, cifrar el lenguaje gestual y cifrar la palabra son un mismo proceso. Artaud sueña con un vasto sistema de codificación en que cada signo tenga valor de símbolo.”
Dramaturgias de la Imagen. José A. Sánchez.
Habitamos un tiempo en el que el teatro esta llamado a estructurar una Semiosis Postmoderna en la que se concretizan expresiones espectaculares: Performances que proponen la forma más radical de la renovación del teatro latinoamericano; hablamos de una impactante y original expresión dentro de la tradición del Performance, obteniendo una visión privilegiada de la interculturalidad y del uso de diversos códigos que no se reducen al puro efecto al nivel del significante, sino que producen un significante cuyos significados pueden ser derivados por el espectador a través de los diversos intertextos.
Es la elaboración del sueño del que hablaba Artaud, la creación de una nueva gramática del lenguaje escénico: signos relacionados entre sí para crear una sintaxis.
La búsqueda de la Sintaxis  del Discurso teatral en la postmodernidad, será posible cuando a través del Teatro Simbólico-Imaginativo; hallemos ese lenguaje escénico  que proponía Artaud: lenguaje basado en la utilización de luz, movimiento, palabra, gesto, objeto…como signos.
El TEATRO SIMBÓLICO-IMAGINATIVO,es la senda que nos conducirá a la búsqueda de la sintaxis del discurso teatral en la postmodernidad, entendida ésta sintaxis como una semiosis postmoderna, por ejemplo los performances  de Kurapel.
En la aventura por hallar los senderos que nos conduzcan al sentido de la significación del discurso del espectáculo en este tiempo, es que propongo como lo hacía Artaud en el epígrafe de este documento, la construcción de un modelo de elaboración sintáctica que devele la constitución de la producción de las imágenes en la puesta en escena postmoderna- de lo que  finalmente está plagada la obra teatral- La imagen teatral es ese producto escénico que nace de la relación del actor con lo que nace de él: “Sus movimientos corporales, la forma como se relaciona con el texto teatral y su manifestación en el espacio: PARTITURA ESCÉNICA-IMAGEN ESCÉNICA, hablamos del cuadro que el actor ha pintado con el pincel de su cuerpo, y los matices de su voz; la composición medida con la espátula de sus ritmos corporales: bella y clara poética teatral.
En ese sentido la realidad escénica y consecuentemente la escritura dramática, según Artaud tendrá que identificar un lenguaje y un cuerpo, negando la distinción cuerpo-alma.
Es conducirnos a un planteamiento radicalmente nuevo, en tanto que el cuerpo deja de ser medio, para convertirse en realidad única, la idea de comunicación es desplazada por la idea originaria de mimesis y la palabra, responsable de la distancia que nos separa de lo real y de “nuestra impotencia”, desterrada de la escena en su uso convencional.
Esa no convencionalidad escénica tiene que ver con LO NO REPRESENTABLE, aquello invisible lo que no vemos, sino que sentimos con el cuerpo y el pensamiento, expresado a través de la imagen escénica en el escenario.
Es lo que comenta Susan Foster en Reading Dancing: “En la danza,  saber leer empieza por el acto de ver, oír y sentir cómo se mueve el cuerpo. El lector de danza debe aprender a ver y a asentir el ritmo en el movimiento, comprender la tridimensionalidad del cuerpo, ser sensible a sus capacidades anatómicas y a su relación con la gravedad, identificar los ademanes y las formas que el cuerpo realiza e incluso volver a inventarlos cuando los realizan diferentes bailarines…”
Como se elabora entonces una sintaxis del discurso teatral en la postmodernidad?
La construcción o elaboración del discurso del espectáculo?
No puede ser sino a través de las IMÁGENES. Una codificación especial, un alfabeto único que consigne no solamente el lenguaje verbal: sino la forma de producirlo en escena.
Hablamos de lo que Derrida considera que es lo artístico, ese orden de la grammatología, ese campo movedizo que abarca a todos aquellos sistemas de lenguaje, cultura y representación que exceden a la comprensión de la razón logo céntrica o de la “metafísica de la presencia” occidental.
Donis Dondis en su libro Introducción al alfabeto visual, La Sintaxis de la Imagen, propone que la disciplina estructural del lenguaje está en la estructura verbal básica. La alfabetidad significa que todos los miembros de un grupo comparten el significado asignado a un cuerpo común de información. La alfabetidad visual debe actuar de alguna manera dentro de los mismos límites.
Debe existir entonces un alfabeto, un conjunto de códigos armónicamente consignados en nuestro cuerpo AC-TANTE, que signifique una partitura icónica en el escenario: un sistema de signos que denoten en escena las partituras de la teatralidad en la postmodernidad.
Ese hecho icónico que consistiría en la capacidad de ver, reconocer y comprender visualmente fuerzas ambientales y emocionales es lo que Koestler en The Act Of Creation nos presenta; que el pensamiento en conceptos emergió del pensamiento en imágenes a través del lento desarrollo de los poderes de abstracción y simbolización, de la misma manera que la escritura fonética emergió, por procesos similares, de los símbolos pictóricos y los geroglíficos.
Con respecto a nuestro cuerpo AC-TANTE, el cuerpo del actor, del bailarín, del performer; Julia Kristeva nos refiere citando a Greimas en el “El texto de la novela”…si los actores pueden ser instituidos en el interior de un cuento-ocurrencia, los actantes que són clases de actores, pueden serlo sino a partir del corpus de todos los cuentos: una articulación de actores constituye un cuento particular, una estructura de AC-TANTES, un género.
Lograr ese sistema de partituras que ya hemos determinado, no puede ser sino a través de la IMAGEN, nos  lleva a los inicios de lo que desde el princio planteamos: el discurrir de una Semiosis, la dimensión semiótica del lenguaje del espectáculo teatral, no puede hacerse posible sin ella: en un análisis semiótico del discurso se parte de la base de considerar en él un proceso semiótico o semiosis, vale decir, un proceso en que se construye texto con la ayuda de los símbolos y signos que la cultura proporciona.
En ese mismo camino hallamos a Xanti Schawinski, investigador teatral del Black Mountain College. EU, quién consideraba que el teatro debía ser ante todo una “fiesta para los ojos” y el drama entendido como el dinamismo de las ideas en color, forma y espacio. En la composición de las partituras para Circo o Spectodrama intentó desarrollar estos criterios.
Schawinski se mostró absolutamente escéptico respecto a la capacidad de la palabra para expresar aquello que él entendía como la “aventura fundamental del hombre”: la experiencia del espacio. Para transmitirla es preciso recurrir a mecanismos situados más allá del pensamiento verbal. Pero también más allá de la plástica o de la música. Schawinski apuesta por un trabajo interdisciplinar, que conduzca al descubrimiento de nuevas dimensiones, habitualmente relegadas al ámbito de lo imposible.
Lo mismo por lo cual apostaba Artaud: dimensiones únicas, irrepetibles, utópicas en las que se pudiese conciliar el sueño de la comunicación escénica, a través de un magma teatral esencial que conjurara en el tiempo y en el espacio nuevas formas de lo transcendente.
Como llegar a esa utopía Artaudiana en la que todo símbolo, tenga valor de símbolo en el escenario?
Para comenzar a respondernos ese interrogante maravilloso, se hace necesario preguntarnos también que puebla entonces de significado a la puesta en escena en la postmodernidad?
Volviendo a los ejemplos el Grupo argentino Períferico de Objetos, sucumbe de manera esencial en una de las significaciones de la puesta en escena: lo que ha venido a denominar en sus estudios teatrales Alfonso De Toro la Corporización.
Aquí entendemos como Corporización en las obras de Períferico de Objetos: encontramos violencia, sexo, violación, descuartización, asesinato, flagelación. Hablamos de una escenificación corporal que va más allá y que trasciende, sobre pasa, cualquier tipo de rol, ya sea este individualizado o no. Este tipo de encarnar, este antimético, según De Toro, no significa encarnación, sino corporización.
La Corporización Artuadiana de tercer tipo transforma el cuerpo en un significante que se produce en el momento mismo de su producción en el espacio espectacular y no tiene un significado prefigurado, no es metáfora, ni alegoría, ni transmisor de nada, sino de movimientos, de gestualidad.
Ocurre entonces que la intervención del dramaturgo es tímida. Sabe que el teatro ya no es su reino, que el actor ha vuelto a ocuparlo. Sabe que el cuerpo tiene mucha mayor potencia expresiva que la palabra. Y la palabra se pliega al cuerpo, intenta incluso imitarlo. Tiende a desarticularse, a convertirse en sonido corporeizado. Exclamaciones, respiraciones, sonidos guturales, gemidos…todas estas formas se introducen en el drama.
Se practica una disolución cada vez más clara del drama intersubjetivo y una definitiva anulación de lo verbal. El texto,  si aparece, lo hace como material bruto, es decir, como sonido, y tratado como un elemento más entre otros, incluido el hombre. Consecuentemente, la escritura escénica ya no se realiza en forma de drama, sino de partitura. La lectura de la misma permite una reconstrucción del drama, entendido ahora como conflicto de los elementos escénicos, un conflicto eminentemente formal, por más que los sucesivos autores insistieran en la interpenetración del dinamismo de las formas y el dinamismo del espíritu.
Es el mismo tipo de visualización escénica del que hablaba Anton Ehrenzweig sin proponérselo, cuando al concebir una visión global del mundo, la manera como ven las cosas los niños: ver todo el conjunto, esa visión que analizó y estudió muy bien en sus investigaciones Ehrenzweig, es reconocer que todo lo que vemos y diseñamos está compuesto de elementos visuales básicos, que constituyen la fuerza visual esquelética; crucial para el significado. Es parte integrante de todo lo que vemos, con independencia de que su naturaleza sea real o abstracta. Es la energía visual pura, desguarnecida.
Así que la medida de la teatralidad de la que también esta poblada la significación de la puesta en escena, nos lleva a concebir la misma; partiendo de las teorías de los medios de comunicación lideradas por la tesis de Marshal Mcluhan, “el medio es el mensaje”, desde una perspectiva global de la naturaleza teatral, analizar comparativamente estas transformaciones a través del paradigma de la teatralidad permitiéndonos abordar desde una perspectiva inédita fenómenos tan característicos  del período final de la modernidad como la crisis de la narración y la palabra, el cuestionamiento de la representación en tanto que mímesis, la problematización de la causalidad lógica y de la concepción lineal de tiempo y espacio, el juego con los límites entre ficción y realidad, el arte como proceso comunicativo, presencia material y acontecimiento sensorial o la concepción mediática, pragmática y performativa de los sistemas artísticos, aspectos fundamentales para llevar a cabo una revisión histórica de las relaciones entre modernidad, vanguardia y postmodernidad.
Y ya que mi reflexión invoca a la postmodernidad, en el sentido de hallar una sintaxis del discurso teatral en la misma; existen según Alfonso De Toro, unos tres procedimientos o actitudes de la postmodernidad teatral en sus diversos campos de acción, sean éstos con referencia a procedimientos de espectacularidad, de deconstrucción, de fenómenos históricos, culturales o de género: la “Memoria”, la “Elaboración” y la “Perlaboración”. La “Memoria” reactiva la conciencia de diversos fenómenos culturales anteriores, mientras la “Elaboración” re-arma, re-lee, re-escribe, recodifica diversos materiales en un acto de selección y ordenación de los mismos; y, finalmente, la “Perlaboración” es un resultado híbrido y que funciona por diferancia, por medio de una “reintegración” paralógica, acentuando la diferencia, el/lo “otro”, es decir, es el resultado de una operación inter-o transtextual, inter-o transcultural.
La puesta en escena también debe contener elementos como el ritmo y su significado; Leonard Meyer, introduce dos conceptos valiosísimos: el de “Signficado Incorporado” y el de “Significado Designativo, o denotativo”. El primero designa un significado incorporado al texto, o sea relaciona distintas partes del texto; el segundo es lo que normalmente entendemos cuando hablamos del significado de un signo, una referencia a algo exterior al texto, algo de lo que el texto habla.
La semiología teatral se estableció fácilmente como metodología universitaria dominante en los años setenta, sobre todo porque el teatro sentía la necesidad(perceptible desde Artaud) de ser tratado en y por sí mismo, como un lenguaje autónomo y no como una sucursal de la literatura. Su principal preocupación ha sido, por tanto, partir del escenario, de grandes momentos o unidades escénicas, y examinar el texto en el contexto de su enunciación escénica. Al separar radicalmente el texto del escenario, y el análisis dramático del “lenguaje teatral”, se llegó a prescindir de la semiología del texto, e incluso a descalificarla.
Por ese mismo camino, el modelo de signo de Saussure es binario(significante/significado), y no ternario como el de Peirce (representación/objeto/intérprete). Esto permite concebir la representación teatral  como un conjunto de significantes que sólo adoptan  un sentido como una serie de diferencias. En cuanto a los significados posibles  que pueden surgir de esta serie de diferencias, es posible vincularlos con los de otros sistemas semiológicos del referente(o mundo real) y, por lo tanto, hacer entrar este mundo en nuestra conciencia como una serie de sistemas semiológicos previamente formados y construidos por la cultura y la lengua. Podemos así, gracias a Saussure, captar el sentido como la construcción de una significación, y no ingenuamente como la comunicación de una significación ya existente en el mundo.
Nos preguntamos entonces ahora: ¿Desde que enfoque teórico se puede articular la escena actual? Aunque la semiótica puede aportar todavía herramientas útiles para entender los mecanísmos del signo escénico, resulta hoy insuficiente para aproximarse a las experiencias post-dramáticas. La teatralidad liminal, término de Ileana Diéguez (son situaciones donde se contaminan y cruzan la teatralidad y la performatividad, la plástica y la escena, la representación y la presencia, la ficción y la realidad, el arte y la vida. Lo liminal, como lo fronterizo, es de naturaleza procesual; es una situación de canjes, mutaciones, tránsitos, préstamos, negociaciones…Una teatralidad liminal implicaría una puesta en juego de estas condiciones) requiere de aproximaciones postestructuralistas como los estudios del performance, el análisis postcolonial, el psicoanálisis lacaniano, los estudios de género y los estudios queer.
La representación del espectáculo toma formas múltiples y diversas. La imagen de la persona humana en ella representada  varía completamente, a tal extremo que parece necesario preguntarse no sobre los contenidos emocionales o racionales del espectáculo sino sobre las presuposiciones que ellos implican, la creación o fabricación del drama; ya que si bien existe un  “sistema teatral”, tal sistema es inseparable del acto material que le da a la vez su significación y su forma (Duvignaud, 1.970: 12).
  Para José Ortega y Gasset el teatro:...no es una realidad que, como la pura palabra, llega a nosotros por la pura audición. En el teatro no sólo oímos, sino que, más aún y antes que oír, vemos... Vemos a los actores moverse, gesticular, vemos sus disfraces, vemos las decoraciones que constituyen la escena. Desde ese fondo de visiones, emergiendo de él, nos llega la palabra como dicha con un determinado gesto, con un preciso disfraz y desde un lugar pintado... (en Adrados, 1.975: 271)
    De lo anterior se deduce que el teatro es una fuerza unificadora de recursos y operaciones semióticas, que a su vez puede ser estudiado de manera parcial, dual, etc., hasta completar los mecanismos de su simultaneidad. Pero debe acotarse que aunque parece ser una concepción generalizada, existe un caso particularmente opuesto. Se trata del teatro pobre concebido por el polaco Grotowski, quien afirma que el teatro puede prescindir del maquillaje, del vestuario, de la iluminación, del texto y demás accesorios, dándole sólo importancia a los elementos  del movimiento y al comercio directo, viviente y palpable entre actor y espectador (Grotowski, 1.970: 25).
Si seguimos indagando alrededor de la significación de la puesta en escena, nos hallaremos con el concepto de narración de la escena; como estructura  tiene una cierta autonomía y unas leyes internas que le son propias. Como dice Bremond: La estructura narrativa es independiente de las formas expresivas que la utilizan, tiene sus propios significantes, los cuales no son palabras, ni imágenes, ni gestos, sino acontecimientos, situaciones y conductas expresadas en palabras, imágenes y gestos. Al lado de semióticas de los géneros literarios: epopeya, novela, cuento, teatro, etc. O de otros géneros como la danza, el cine o los dibujos animados y las tiras cómicas, existe un lugar para una semiótica autónoma del relato.
Suele creerse, según los maravillosos apuntes del maestro Enrique Buenaventura que:  “en un espectáculo teatral, el texto verbal es el portador del relato y, por lo tanto, el código o lenguaje estructurante de la totalidad. Se crea, así, una jerarquía de los lenguajes o textos que conforman el texto del espectáculo, encabezado por el texto verbal, que conduce a un modo de producción del espectáculo teatral cuyo agotamiento es la causa de la crisis actual del teatro, de su conversión en una especie de ceremonia, en una especie de rito consistente en montajes más o menos originales, más o menos novedosos de los mismos textos.”
Narrar aquí según lo planteado por Buenaventura, es encontrar en la escena esa historia que pinta en imágenes el escenario, ese pentagrama de símbolos y significaciones conexas en el contexto del espectáculo teatral: de eso está llena de la significación de la puesta en escena.
Entonces, todo narra en el escenario, incluso el escenario vacío a la entrada del público, el cual crea una expectativa, una ausencia que se puebla de asociaciones expectantes, la sinestesia inicial de    la cual habla Kaplan.
Nos insiste en mismo sentido el Maestro Enrique Buenaventura: “Si el relato se expresa a través del cine, si se verbaliza en la novela, si se manifiesta en varios lenguajes visuales y sonoros por medio del teatro, etc., esas transformaciones no afectan la estructura del relato, en el cual los significantes se mantienen idénticos en cada proceso expresivo (situaciones, comportamientos, etc.).
Concluye finalmente el mismo pensador teatral que de aquí habría que deducir que las unidades mínimas de cualesquiera de las formas de expresión narrativas no son elementos expresivos de las mismas, sino la secuencia elemental que de significante en la estructura de la función narrativa pasa a ser significado en las distintas formas de expresión en las cuales eventualmente se manifiesta. De allí la importancia del Mitema como categoría que, pese a su condición de acontecimiento, en la manera de formularlo, incluye ya la relación con el agente que lo ejecuta, con los otros personajes, con los conflictos, en el plano de la expresión y el de los contenidos. Haciendo una analogía diríamos que el Mitema es como el tono en la música. La operación de transportar una melodía a otro tono es una típica  operación paradigmática. En esta analogía el Mitema vendría a ser algo así como la tonalidad en el discurso musical.
Lo mismo ocurrirá con el tiempo pues lo que llamamos el ritmo del espectáculo está muy determinado por la función narrativa del tiempo.
El lenguaje de la luz, por ejemplo, no puede estar determinado por las ambientaciones que puede producir (función ilusoria y naturalista que Brecht rechazaba con toda razón), sino, fundamentalmente, por la manera como cumple su función narrativa de los otros lenguajes. Igual ocurre con el lenguaje objetual. La relación entre los gestos y los objetos, la manipulación de los objetos, tiene, una clara función narrativa.[1]
Entonces el significado de la puesta en escena, está poblado de IMÁGENES. Al querer designar y significar, esta imagen- movimiento construida de imágenes acción, propone una tendencia escénica, ante todo semiótica, pues privilegia lo referencial, lo convencional, lo diferencial y, por supuesto, lo fabular. En primer lugar, se privilegia lo referencial, en cuanto a que remite a imágenes - movimiento posibles de ser reconocidas por el espectador; lo convencional, porque son imágenes que expresan estados de cosas en su aspecto sígnico; lo diferencial, puesto que restringe la pluralidad de sentidos y se excluye todo significante que no pueda ser comprendido o atrapado en el sentido global de una obra y, en última instancia, lo fabular, debido a su desarrollo en el tiempo con movimientos secuenciales, formando una historia que se encadena por efectos de acción - reacción, de excitación – respuesta, de causa y efecto.
Significar entonces, desde esta perspectiva, se asocia con dos nociones importantes en la construcción de la imagen –acción: la verosimilitud y la justificación. Estas nociones son las que permiten el desarrollo del significado y por ende la selección de imágenes que encadenan el sentido; sin éstas, la imagen acción de esta tendencia teatral perdería la posibilidad de ser comprendida. De ahí que el proceso de la imagen acción es incisivamente selectivo, pues busca un control de la totalidad sin dejar nada al azar, a la gratuidad, al adorno. Se elimina la posibilidad de lo absurdo, de lo múltiple, de lo gratuito. Lo absurdo no puede ser nunca ni verdadero ni falso, y por ello no se puede juzgar bajo parámetros de logicidad; lo múltiple deconstruye el significado, lo explota en sentidos y por ello no puede encajar en lo convencional, y lo gratuito dispersa el contenido, lo realmente importante.[2]
Un ejemplo además de los performances de KURAPEL, para entender la significación de la puesta en escena en la postmodernidad latinoamericana; es observar a Ramón Griffero: Historia de un galpón abandonado. [3]
Griffero deja al individuo en su puro esqueleto, lo reduce a un signo, a una imagen, a un significante carnavalesco que se ha transformado en una mueca, mostrándole al espectador lo antiguo y lo nuevo, retornando a “deletrear el alfabeto” despojando al significado de su “grasa significativa” pero de una forma visual, sensual y no puramente cognitiva.[4]
Es por eso que Mauricio Beuchot en sus reflexiones semióticas en Teorías del signo y el lenguaje en la historia; entiende por signo todo aquello que representa a otra cosa. Es decir, lo que está en lugar de otra cosa, que hace sus veces. La cosa representada es el significado. Los signos son usados por los que pertenecen a una comunidad semiótica (de hablantes o usuarios de los signos) pues tienen que compartirlos para saber primero, que son signos y, después, cual es su significado.
Generalmente se considera que el uso de un signo(fenómeno sígnico, acontecimiento semiótico o semiosis) se da cuando un emisor transmite un signo, desde una fuente , por un medio o canal, con un código, a un receptor.
Hemos expuesto dos puntos en la búsqueda de la sintaxis del discurso teatral en la postmodernidad, el primero contenido en lo que denomino SEMIOSIS POSTMODERNA y que tiene que ver con la constitución o elaboración del discurso del espectáculo, a través de la producción de las imágenes; y nuestro segundo punto se dedico a desarrollar la respuesta al cuestionamiento: que puebla de significado a la puesta en escena?
Siguiendo a lo Borges: el camino de los senderos que se bifurcan continuemos entonces con el tercer punto de esta maravillosa encrucijada, a través del cuestionamiento: De que está constituido el discurso del espectáculo?
La respuesta a esta cuestión, no es cerrada, ni absoluta, mucho menos relativa; es aproximada, yo me atrevería a decir que el discurso del espectáculo para llegar a construir esa sintaxis del discurso teatral en la postmodernidad; teniendo en cuenta las aplicaciones del Teatro Simbólico-Imaginativo: está constituido de PARTITURAS ESCÉNICAS.
[5]“La partitura escénica tiene la obligación, de rodear como una espiral al germen de la idea y ésta a de ser original e inédita. A partir de ahí nos colocaremos los guantes de látex y nos encerraremos en el laboratorio. Es necesario crear nuevas estructuras teatrales capaces de vapulear la conciencia del espectador: maravillosa antropología dramática. Excesos. Efectos visuales vacíos. Nada. Las propuestas escénicas han de ser arriesgadas, útiles, contradictorias, contundentes, igual que una bala de acero que atraviese la sien de la conciencia, quedando ésta bien instalada en la razón. Y para esto, cuanto más auténticos sean los primeros esbozos de la PARTITURA ESCÉNICA, más unidos estaremos a la verdad escénica, atravesando así, de parte a parte cada una de nuestras pulsaciones más íntimas, aún sin desearlo.”
A principios del siglo XX, la idea de partitura funcionará de forma explícita o implícita en las creaciones escénicas de los artistas de vanguardia. Pero estas partituras responden a diversos conceptos de la música escénica. Hablar de dramaturgia en la primera mitad de siglo significa en sentido estricto, hablar de partituras. Hay una primera concepción de partitura que asume el modelo wagneriano, pero lo interpreta desde el texto dramático. Aquí habría que incluir las dramaturgias de los grandes directores de principio de siglo, de Stanislavski a Jessner, que siguen trabajando a partir de la idea romántica del poeta como distribuidor del material sobre el que el director-dramaturgo opera.
Max Reinhardt define el cuaderno de dirección explícitamente como “partitura”. La atención a la construcción psicológica  ha sido desplazada por la intención compositiva. El actor pierde gran parte de su humanidad para convertirse  en material a organizar. Lógicamente, el texto pierde igualmente gran parte de su dramatismo y gana en intensidad rítmica. Los efectos son en muchos casos más importantes que las palabras. Lo primero es obtener una visión global del drama, que progresivamente se va concretando hasta alcanzar el detalle de cada gesto, cada paso, cada mueble, cada luz, cada sonido…Entonces es cuando estas visiones acústicas y sonoras, perfectamente configuradas, se escriben como una partitura.
La creación de la partitura, además, es entendida como algo diverso  tanto al trabajo de dramaturgia como al de dirección. Se trata más bien de la creación de una nueva obra. Cada escena aislada-escribe Reinhardt- es configurada de nuevo, cada movimiento, cada gesto, y todo ello codificado en la partitura. La partitura,  y no el drama, es el texto escénico que se representa. Esta partitura es la que define los contenidos y las intenciones concretas del espectáculo escénico. Y la elaboración de la partitura es un ejercicio dramatúrgico, en el cual la preocupación por lo verbal y lo dramático siguen cediendo terreno para nivelarse cada vez más con el resto de los lenguajes anotados en ella. En algunos casos, como en la escenificación de Fausto en Salzburgo, la elaboración de la partitura llega a revelarse como una auténtica escritura de la imagen.
La partitura escénica se nutre en especial de la corporalidad, de las manifestaciones no verbales en el escenario, de ese plantum exquisito de las tablas que es la mezcla de movimiento, desencadenado en la suma de acciones de esos mismos movimientos: pura y rica DRAMATURGIA DE LA IMÁGEN.
El llamado TEATRO DE IMÁGENES[6], según Griffero es una composición de deconstrucción de textos y códigos y personajes que se asocian por medio de mecanismos de desplazamiento y extrañamiento de sentido, formando una polifonía de significantes de una obra en proceso, abierta al espectador o como un hipertexto virtual y polimórfico que se concretiza en textualidades verbicovisuales donde se establece un hipersigno teatral de la mutación, de la desterritorialización, de la pulsación de lo híbrido.[7]
Heiner Muller  como a fines del siglo XIX Jarry nos obliga a una rematerialización del cuerpo, a una “corporalización” que significa escenificación o performativización corporal como carne, como masa, similar a lo que Bacon nos muestra en su pintura.
Esa PARTITURA ESCÉNICA, deviene en la puesta en escena como un concepto abstracto y teórico, una red más o menos homogénea de elecciones y de obligaciones que, en algunas ocasiones, se designa con términos como “Meta texto”[8] o “texto espectacular”.
El texto espectacular es la puesta en escena considerada no como un objeto empírico sino como un sistema abstracto, como un conjunto organizado de signos. Este tipo de texto- en el sentido semiológico y etimológico de tejido y de red- proporciona una clave de lectura posible de la representación, pero no debemos confundirlo con el objeto empírico: la materialidad y la situación concreta de enunciación del espectáculo; según Patrice Pavis.
Esta reflexión nos acerca al análisis de la Representación en la PARTITURA ESCÉNICA, por su parte Derrida se nutre de las intuiciones de Antonin Artaud para criticar la Representación como estrategia que subyace  al logo centrismo occidental [9]. El teatro convencional representa signos que se refieren a un Logos exterior a la puesta en escena, pero se dedica a disimular esta treta mediante la ilusión. Para Derrida, no sólo es inútil representar una realidad exterior al texto, sino también suponer que hay una presencia más allá de la representación. Derrida redefine el hecho escénico como “un entorno multidimensional” una experiencia que produce su “propio espacio” y una auto presentación de visibilidad y sensibilidad pura.
El Performance[10] es sino la forma más clara, la exposición más cercana a la realización de una PARTITURA ESCÉNICA, según Philippe Du Vignal es una realización individual  que cubre un ancho campo de prácticas artísticas(baile, artes plásticas, canto, música, etc) y/o de técnicas audiovisuales; utiliza el cuerpo o parte del cuerpo y es-por lo general- no verbal. Se efectúa delante de un público(una sola vez o un número de veces limitado) generalmente pasivo, en un escenario que lo mismo puede ser una galería de arte, un museo, centros artísticos o estudios, o como puede ser también en vía pública.
Para Michel Kirby es una forma teatral concebida premeditadamente, en la que elementos alógicos, inclusive la actuación no subordinada a modelos, se organizan en una estructura dividida en comportamientos.
Algunos ejemplos de la Teatralidad que podríamos denominar performativa, en ultima instancia: Teatro Simbólico-Imaginativo, son entre otros el poema espectacular dramático de DE TAVIRA, es una de las formas deconstruccionistas más logradas en el panorama del teatro internacional actual.[11] Parte de una idea, de un fragmento de la literatura y lo universaliza no sólo retóricamente, sino con la anulación del espacio y del tiempo, con la superposición de contextos, objetos, hechos de diversos períodos fundidos en una imagen onírica que hace posible “soñar la historia, soñar la literatura, como una secuencia de IMÁGENES.
 El carácter híbrido del cuerpo y su tratamiento más allá de la postmodernidad y postcolonialidad se descubre como un significante fragmentado, desemantizado y se convierte en punto entrecruzado de una performatividad y autor-escenificación de una copia sin original en la que el cuerpo no es esbozado a priori, sino que es una construcción en el transcurso de un proceso. El cuerpo es una partitura, una textura, una cartografía, un territorio que ofrece diversas y amplias lecturas, es un proscenio espectacular donde han quedado cicatrices culturales.[12]
Latinoamerica no se libra del performance, entre otros ejemplos tenemos también el de Colombia:  Del teatro antropológico de Eugenio Barba, el teatro de las sensaciones, el teatro de las fuentes y el teatro pobre de Jerzy Grotowski heredaron sus experimentaciones con materias pobres y materiales orgánicos, sus preguntas por el origen y sus laboratorios experimentales con el cuerpo del actor y el espectador, respectivamente.
De los Bred and Puppet sus grandes muñecos, las puestas en escena callejeras y la irreverencia del momento histórico en el que se conocieron.
De la danza Butho japonesa, su deseo permanente de hacer visible lo invisible, de abarcar el tiempo ralentizándolo, de volver la vida el ritual sagrado de lo cotidiano.
Gracias a estos artistas y sus obras entre otros y otras, tenemos hoy en el arte de acción en Colombia Actos Rituales dentro de ellos unos modos de hacer característicos y recurrentes tales como: Laberintos sensoriales, Entrar a tientas en el laberinto propio; La búsqueda del origen; Ralentizar el ritmo interior, calmarse o aquietarse en escena; peregrinar; Resacralizar despojos humanos[13].”
 La PARTITURA ESCÉNICA, está dotada especialmente además de movimientos e imágenes, de GESTOS.
La búsqueda de la palabra-gesto es indisociable de la búsqueda del gesto-signo, en aras de continuar en los senderos de una Semiosis del espectáculo, De hecho Artaud, aún en contra de la literatura, trabajó siempre desde el interior de la palabra. De ahí su empeño por situar la palabra en su punto justo en la elaboración del espectáculo escénico. No se trata de eliminar lo verbal, sino de concebirlo como generador de misterio. La palabra no debe aclarar, no debe ordenar, no debe estructurar. La palabra debe producir una música/imagen que contribuya a la expresión del campo de sombras: [14]“Que se vuelva brevemente a las fuentes respiratorias, plásticas, activas del lenguaje, que se relacionen las palabras con los movimientos físicos que las han originado, que el aspecto lógico y discursivo de la palabra desaparezca ante su aspecto físico y afectivo, es decir que las palabras sean oídas como elementos sonoros y no por lo que gramaticalmente quieren expresar; entonces se estará en condiciones de realizar metafísica con el lenguaje hablado, se devolverá a las palabras la capacidad de producir el estremecimiento físico y, liberándolas de su función utilitaria, podrán nuevamente convertirse en una forma de encantamiento.”
Ejemplo del culto a la PARTITURA ESCÉNICA, son las maravillosas referencias de las aplicaciones que hacen de la misma Alfred Jarry y Antonin Artaud.
Lo que el teatro de Jarry se proponía era la destrucción de la convención teatral desde el interior del teatro. Recurrieron, por una parte, a la escenificación de obras escritas por ellos mismos, como Víctor o Los niños al poder, de Vitrac, y El Chorro de sangre, de A. Artaud, aplicando algunas de las  ideas que más tarde recogería Artaud en sus escritos teóricos, jugando con la sorpresa, con el enigma, con la violencia, y provocando sensaciones con recursos visuales y sonoros antes que con juegos de lenguaje. Como de lo que se trataba era de revolucionar la escena, y no la literatura, no tenían ningún reparo en utilizar como material de base textos de Strinberg, de Shakespeare, incluso de Claudel. Carecía de sentido la pregunta por el autor dramático, pués lo dramático-literario no era considerado más que en relación al “desplazamiento de aire que provoca su enunciado.”
El desprecio del texto literario es común a Artaud y Vitrac. Una de las primeras obras de éste, Veneno(1924) es un drama sin palabras. Y Los misterios del amor(1923/24) puede ser igualmente considerada como una “acusación contra el lenguaje”, que, en el ámbito de lo real, sólo sirve para perpetuar lo monológico. La obra empieza en un palco, simulando una pelea entre espectadores, y se desarrolla enteramente en una especie de sueño, o en un espacio que ha renunciado a los límites convencionales entre lo real y lo ficticio.
Por su utilización del collage y del monólogo delirante, por la concepción del lenguaje que subyace  a la escritura, por el juego constante de provocación y sorpresa y el tratamiento de la relación palabra-imagen, la obra de R. Vitrac responde más exactamente que las del propio Artaud a las intenciones declaradas por éste. Si Artaud recurre a la locura, Vitrac lo hace a la infancia, en busca del niño que murió bajo las convenciones impuestas por el lenguaje. Ese mismo niño saludado por Breton, es el espectador asombrado que contempla al público en el juego de espejos de la obra de Lorca.
El discurso del espectáculo sólo se podrá hacer visible, no sólo a los sentidos, sino al alma del espectador; cuando la escena encabalgada de imágenes, provoque la más infinita suma de una PARTITURA ESCÉNICA: Sistema de gestos, movimientos, símbolos, códigos, ritmo, tempo que el actor pare en el escenario; para hacerse inmortal en el devenir de la existencia.
La PARTITURA ESCÉNICA, basa sus raíces en la voz profética de Antonin Artaud con su “El Teatro y su doble”, he aquí un aparte preciso de lo que acabamos de distinguir: “Afirmo que ese lenguaje concreto, destinado a los sentidos, e independientemente de la palabra, debe satisfacer todos los sentidos; que hay una poesía de los sentidos como hay una poesía del lenguaje, y que ese lenguaje físico y concreto no es verdaderamente teatral sino en cuanto expresa pensamientos que escapan al dominio del lenguaje hablado.”
Las llamadas partituras escénicas, tienen su origen en pensadores y creadores artísticos que no provienen directamente del teatro, sino como en el ejemplo que sigue del arte plástico.
[15]Para Vassily Kandinsky el teatro contenía una suerte de imán singular, dotado de una fuerza oculta escondida extraordinaria, que lo hacía particularmente proclive a ser la síntesis creativa de todas las Artes, la “Gesamtkunstwerk” wagneriana, la obra de arte total. En sus escritos recogidos por Margherita Pavía (1974, p. 71), Kandinsky consideraba que en la escena se aunaban y conjuntaban, armónicamente y mediante el sonido abstracto de sus elementos, Arquitectura, Pintura, Música, Danza y Poesía. Para que la colaboración de estos diversos lenguajes artísticos en una composición teatral única, se tornase en un efecto estético armónico, era “condicio sine qua non” que cada uno de ellos jamás perdiera su especificidad. Para ello, según Kandinsky, cada uno de los lenguajes debía intentar alcanzar por sí mismo el efecto  espiritual, y, sólo entonces, entrar en la composición. Y es que, el propio Stanislavski, a principios de nuestro siglo, realizó experimentos de “música escénica”, buscando dotar de mayor creatividad a sus “partituras de acciones”. En efecto, como nos cuenta José Antonio Sanchez(1994, p. 30),  cuando intentaba imaginar un ambiente escénico para su puesta en escena sobre El pájaro azul de Maeterlinck, advirtió la distancia entre los esbozos escenográficos del pintor y su plasmación en bambalinas, patas y telones: la trasposición del plano pictórico a la profundidad escénica producía un efecto artísticamente falso. Fue entonces cuando, de forma absolutamente fortuita, descubrió el recurso del terciopelo negro y se entregó a la búsqueda de juegos de aparición y desaparición y al dibujo de colores sobre el fondo de la cámara negra que, al carecer de profundidad, lo habilitaba para una composición plana de la escena.
El término COMPOSICIÓN, llega al escenario de nuestra reflexión en la búsqueda de la sintaxis del espectáculo teatral; adjuntamos aquí un ejemplo vital y deslumbrante: el del colectivo teatral argentino MUERERÍO TEATRO, con la obra EL GIRATORIO DE JUAN MOREIRA, bajo la coordinación creativa de Diego Starosta. El Giratorio de Juan Moreira se ensayó desde el12 de Febrero de 2001, sin interrupciones, hasta el día de su estreno el 4 de Octubre del mismo año en IMPA La Fabrica Ciudad Cultural. Buenos Aires, Argentina.
En ese sentido observamos que el colectivo teatral organiza la puesta en escena de un texto literario, pasando por varias etapas de contenido compositivo, como un conjunto de partituras escénicas que luego cobraran vida en el escenario.
 Pero composición no significa solo organizar los elementos, sino también y por sobre todo, la realización de la obra total. Mas que un hecho, un acto realizado, componer es un hacer continuo, es un hacer y un rehacer permanente. Podríamos decir que el proceso compositivo es también el proceso creador.
La composición al ser estructura funciona como marco. Contiene y separa lo que tiene que participar en la obra de aquello que no tiene que aparecer en ella.
Componer es elegir y en ultima instancia comprometerse. Lo que aparece en la obra esta allí por que consciente o inconscientemente fue seleccionado por el artista, y este compromiso de elegir, esta selección que deja muchos elementos afuera, se relaciona íntimamente con el contenido de la obra, con la ideología del artista.
[16]“Veamos ahora algunos elementos específicos de la composición y el tratamiento que con ellos lleve a cabo para el montaje de nuestra versión del folletín de Gutiérrez.
El espacio escénico principal del Giratorio de Juan Moreira es un círculo de seis
metros de diámetro, el público se ubica en gradas alrededor del mismo y los actores trabajan en todas las direcciones en una clara alusión a una pista de circo criollo, muy justificada históricamente con las representaciones de Juan Moreira y muy coherente con el resultado final de la puesta en cuestión.
El primer, y fundamental, disparador para el plan espacial de la puesta fue una
referencia a la circularidad basada en la reflexión del Juan Moreira en cuanto una narración cíclica, de continuo retorno o repetición, ya desde su estructura literaria como desde su argumento. O sea una revalorización formal, a partir de una traducción geométrica de una idea, de un aspecto del “contenido”, fundamental para mi versión de la obra. Luego, a partir de esta primera determinación originaria y dentro de una mecánica obviamente dialéctica, surgieron nuevas asociaciones e ideas que soportaron y reforzaron el espacio escénico circular, entre ellas la de pista de circo criollo. Así mismo esta nueva definición del espacio escénico (Circo) vino a re-nutrir el contenido general de la obra y a su ideología.
Las PARTITURAS ESCÉNICAS, también están pobladas de lo que denominó el creador del Método de la Creación Colectiva Enrique Buenaventura: DRAMATURGIA DEL ACTOR.
Esto quiere decir que el ejercicio de creación de las partituras escénicas, también están constituidas por lo que el actor recrea, construye y ejecuta en el escenario.
La  “Creación Colectiva” no es un invento moderno ni, mucho menos, como quieren algunos, una moda pasajera del teatro colombiano y latinoamericano. Con metodologías diferentes ha existido desde que hay teatro.
Buenaventura sistematizó, junto con su grupo de Teatro, el  Teatro Experimental de Cali, las bases del Método de Creación Colectiva que luego les haría a todos recorrer América y Europa.
La Creación Colectiva, es un postulado de la teoría de Buenaventura, en el que hay una ruptura de la organización jerárquica de autor, director y actor. En ella, se elimina la estructura tradicional de compañía y se reemplaza con el sistema de conjunto, donde todos los miembros son responsables del trabajo y donde las comisiones de especialistas concluyen el trabajo iniciado colectivamente. Esta forma de trabajo colectivo proyecta al público una nueva manera de producción del arte, alejada del espectáculo comercial y vinculada a la comunidad, ya que se representan obras de interés general.
Por ese camino de teatralidad grupal o colectiva, se llega a la Dramaturgia del Actor, consistente, según Buenaventura, en que el actor es un dramaturgo porque crea la imagen y es la imagen teatral. La dramaturgia es la creación de la imagen y la presencia de la imagen ante los espectadores y, para lograrla, el actor necesita un texto literario, música, escenografía, objetos que puedan ser creados por otros, pero la imagen que el público contempla no la puede hacer sino quien la ha creado: el actor. Por más que el director quiera apropiarse de la creación de la imagen, no lo puede lograr sino ―digamos― jurídicamente puesto que, de hecho, él no la realiza  en el escenario, no es a él a quien contempla el espectador, sino el actor imagen. El autor también quisiera apropiarse la creación de la imagen pero no lo logra sino jurídicamente también. La verdad es que todos han contribuido a la elaboración de la imagen, todos son dramaturgos, pero a la hora de la verdad, en el momento en el cual, como dice Rossi Landi, existe el teatro, quien crea la imagen y es, a la vez, la imagen, es el actor.
En conclusión son los SIGNOS, los que develan el verdadero sentido y discurso del espectáculo y en ultimas, los que hacen y constituyen la sintaxis del discurso teatral.
Por ese camino encontramos muchas pendientes, que nos llevan finalmente a la elaboración de una poética que constituye un tipo de teatro especial: el SIMBÓLICO-IMAGINATIVO.
 Todo ese sistema imbricado de imágenes para crear un universo espectacular de dramaturgia de signos, se enmarca en una puesta en escena que debe ser definitivamente postmoderna.
Esa puesta en escena postmoderna a la que proféticamente Artaud, haría su introducibilidad del lenguaje teatral y del cuerpo, Freud lo haría desde lo intranquilizante, Deleuze desde el concepto de cuerpo y de la diferencia y repetición, Barthes desde la diferencia entre “Figuracionalidad” y “Representacionalidad”; lo cual acarrearía una “Descorporalización”.

Entendida ésta como una desaparición del actor, detrás del personaje, partiendo del equivocado presupuesto de la univocidad del lenguaje que debía ser reproducido por el actor; univocidad que con Artaud o a más tardar con la filosofía postmoderna de Foucault, Derrida, Lyotar, Baudrillard y Deleuze, se descubre como un gran simulacro. Este ideal es ilusorio y producto de una ideología, ya que el actor no se puede anular.
[17]Así pues, la escena, en tanto que emplazamiento de hechos temporales, tiene su razón de ser en el movimiento de la forma y el color que se refleja, tanto en su configuración primaria como formas  individuales en movimiento, (cromáticas o no, lineales, de superficie o bien plásticas), ocupando un espacio (que se mueve y cambia continuamente), como, también, en las construcciones arquitectónicas transformables.
Es por ello que no existe un gran teatro sin una teatralidad devoradora, la que describimos con anterioridad, la que se remite a las partituras corporales y a los cuerpos como telas en las que son escritos los personajes en el tiempo.
En Esquilo, en Shaskespeare, en Brecht, el texto escrito se ve arrastrado anticipadamente por la exterioridad de los cuerpos, de los objetos, de las situaciones; la palabra se convierte enseguida en substancias. Concepto que complemento con la opinión de Anne Ubersfeld que define la teatralidad como el conjunto de signos textuales, corporales y audiovisuales presentes en un espacio textual o escénico y que interactúan entre sí ante un lector o espectador.
Así entonces, en una puesta en escena paradigmática postmoderna, el ritmo ya no tiene por función representar correctamente, sino hacer sentir la producción de los SIGNOS, desalinear el oído y la mirada habituales; buscar la falla, tal es la nueva obsesión de los directores.
Todo este nuevo sentido de procurar significaciones postmodernas en el teatro trae consigo una nueva dramaturgia.
Vivimos nuevos tiempos, hay que repensarse para avanzar o resignificarse para seguir; el teatro de nuestro tiempo está llamado a ser dador no sólo de nuevos lenguajes escénicos, sino de nuevas lecturas por parte de sus creadores, en forma específica,  aquí: de sus dramaturgos.

Es así como nos preguntamos: ¿Cómo se pasa de la dramaturgia del autor-dramático a la dramaturgia del creador-recreador de imágenes-constructor durante los ensayos del texto-teatral, para elaborar el texto del espectáculo en la post-modernidad?
El dramaturgo colombiano Eduardo Sánchez Medina afirma  que lo más importante de un texto dramático está en la posibilidad de brindar un sinnúmero de lecturas e interpretaciones, sin dejar perder su esencia, del tal manera que permita construir un lenguaje teatral universal dotado de temas, problemáticas y conflictos que perduren en el tiempo, cuestionen al hombre y generen nuevos pensamientos.
En la búsqueda de una nueva dramaturgia, no está solamente la capacidad creativa del autor, sino también el rigor y la constancia, el ejercicio permanente de moldear las palabras, crear espacios, tiempos, personajes, escrituras, tramas, en los cuales se encuentran implícitos un lector y un espectador.
El teatrista de principios del siglo XXI está llamado a conjeturar con lenguajes de tipo simbólico-imaginativo en el que se concibe el teatro como espectáculo y en el que todo texto de teatro es inacabado; en el que la dramaturgia crece como creación de un todo, como un proceso en donde la dinámica de las acciones, incluida la del público, en sus interrelaciones, en sus infinitas maneras de articulación y transformación, puede semejarse a la dinámica de las placas terrestres y su continua acomodación y reacomodación. En ese proceso de búsqueda, la dramaturgia será un camino en el que nos encontraremos con el pensar y sentir un ritmo, con una técnica que permite organizar los materiales para poder concretar y develar relaciones.
Llegar a este tipo de dramaturgia nos conduce a una poética de la escena en la que abunda la significación. A diferencia de Stanislavsky, para quién la expresión verbal es un subtexto, Artaud la entiende como un contra texto, nadando contrario a la corriente de lo que el texto va diciendo, contrapunteando con sus contenidos y con la imagen plástica con miras a producir una ampliación en el significado.
Este tipo de dramaturgia la explica muy bien Patrice Pavis en sus estudios sobre “Una puesta en escena Postmoderna”, el mismo comenta que ya no se trata de historizar el texto, o la época o los personajes, tampoco se trata de hacer un análisis socio-económico de esa historia ni de actualizar las contradicciones ideológicas del texto, de adaptar las ambigüedades del texto a la escena mostrándola y anulando esas ambigüedades, ni se trata de hacer alusiones a nuestra realidad a través de un texto clásico. No. En lugar de este análisis dramatúrgico, cuyo modelo brechtiano es el mejor ejemplo, tendríamos que hablar de una teoría de práctica significante. Esto quiere decir que se trata de la posibilidad que se le da al espectador de construir un sistema de sentido en el interior de lo que recibe, es decir, por ejemplo, instaurar una pluralidad de lecturas. En lugar de una puesta en escena que trate de ofrecer contradicciones o una línea evidente, se tiene una pluralidad de lecturas. Hay que entregarse a variaciones infinitas que tienen un vínculo entre sí; no sólo mostrar un texto de varias formas diferentes, sino mostrar en una misma puesta en escena todas esas interpretaciones y sus vínculos.
Quiero concluir esta reflexión de teoría teatral que plantee desde el inicio con un postulado que he venido desarrollando,  en mis escritos compartiendo en encuentros de estudios teatrales, festivales y espacios de creación teatral, desde las teorías clásicas y vanguardistas de interpretación y puesta en escena que oscilan de Stanivslasky a Brecht, de Meyerhold a Brook o Bob Wilson; se nos ha olvidado la condición humana objetual, que al actor por naturaleza le pertenece.
Hablo de no verlo como signo de cosificación, sino como digno pincel que vierta en el espacio escénico, toda la suma de su pintura accional. Me refiero a lo que designo como Teatro Simbólico-Imaginativo: este tipo de teatro, tiene su origen y data implícitamente de la Semiótica o más precisamente de la Semiología.
Fue lo que trate de exponerles en estas limitadas páginas, no porque no surtan el efecto esperado, sino porque nunca serán suficientes para desarrollar una teoría y un nuevo método teatral que está por descubrirse; este no será posible sin el abandono de sí mismo en el escenario y sin el sentido de observarnos de una vez por todas en el otro: el espectador. Y viendo al actor desde y para su CUERPO.
La búsqueda de una sintaxis del discurso teatral del espectáculo, una semiosis escénica-corporal que profetizó y sigue gritando en off desde los paralelos equidistantes del universo teatral en desequilibrio ANTONIN ARTAUD: “El drama es un conflicto cósmico. Es ante todo el conflicto del hombre con la naturaleza. El conflicto de la consciencia con las fuerzas oscuras. El conflicto de la voluntad consciente con la voluntad ciega. La exhibición del conflicto se resuelve mediante la experiencia física de lo otro. La dramaturgia no es una ordenación sino una estrategia. Una estrategia que asume el humor, la ironía, el simbolismo, la anarquía. Una dramaturgia que no puede ser concebida como trabajo intelectual, sino como trabajo directamente escénico. Dramaturgia es manipulación de los objetos escénicos. Esos objetos escénicos son: luz, forma, palabra, espacio. El lugar de la manipulación-como ya adelantará Appia-es el cuerpo. Sólo desde el cuerpo se puede elaborar una nueva dramaturgia. Sólo experimentando el cuerpo se puede expresar el drama.”
 “El objetivo explícito de Artaud es la elaboración de una nueva gramática del lenguaje escénico se basa en la utilización de luz, movimiento, palabra, gesto, objeto…como signos. Signos que se relacionan entre sí, entre los que se puede establecer una sintaxis. Cifrar la materialidad escénica, cifrar el lenguaje gestual y cifrar la palabra son un mismo proceso. Artaud sueña con un vasto sistema de codificación en que cada signo tenga valor de símbolo.” Dramaturgias de la Imagen. José A. Sánchez.

PALABRAS CLAVE: IMAGEN, TEATRO-SIMBÓLICO-IMAGINATIVO, PUESTA EN ESCENA, SIMBOLO, SINTAXIS DEL ESPECTÁCULO, PARTITURA ESCÉNICA, COMPOSICIÓN, DRAMATURGIA DE LA IMAGEN.

ABSTRACT: A manera de Teoría Empírica de la producción término acuñado por Féral como se establece al manifestar una intención autoral y registrar las reflexiones surgidas a partir de la práctica de sus autores, ella comprende el fenómeno teatral como proceso, y no como producto; y busca proveer herramientas o métodos para que el teatrista desarrolle su arte. Apuntan al saber hacer. Así, desde esa perspectiva se plantea a la Semiótica, como una herramienta básica en el desarrollo de la puesta en escena de nuestro tiempo; presentando a la Imagen, como la unidad escénica unica, desde la cual se puede explicar el hecho escénico y sus fenómenos.
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[1] ARTE OBJETUAL: Objetos comunes considerados como obras de arte, donde se identifican los niveles de la representación y lo representado. El objeto toma un significado y sentido nuevo en el marco de su banalidad aparente.
[2] Primer Congreso Internacional de Estudios Teatrales “Trayectos expandidos del teatro”
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Deconstrucción de la imagen - acción en la puesta en escena contemporánea. LUZ DARY ALZATE.
[3] Espectáculo escénico entre gestualidad y deconstrucción.
[4] POSTMODERNIDAD EN 4 DRAMATURGOS LATINOAMERICANOS. ALFONSO DE TORO.
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[5] Manifiesto de la Compañía Laboratorio TABATHA. Murcia, España.
[6] Compuesto de fragmentos, sin unidad aparente, constituido por citas textuales o visuales tomadas de filósofos, artistas plásticos, escritores, cineastas y músicos que se yuxtaponen en un guión de elementos dispares.
[7] Estrategias Postmodernas y postcoloniales en el Teatro Latinoamericano actual: Hibridez-Medialidad-Cuerpo.Edit Iberoamaericana, 2004.
[8] El metatexto es un texto no escrito que agrupa las opciones de escenificación que el director de escena ha elegido, conscientemente o no, durante el proceso de ensayos, unas acciones que se traslucen en el producto final(o que podemos encontrar, a veces, llegado el caso, en el libreto de puesta en escena, aunque este libreto no sea identico al  metatexto.
[9] PERFORMANCE Y TEATRALIDAD LIMINAL: HACIA LA REPRESENT-ACCIÓN. Antonio Prieto Stambaugh. XIII Encuentro internacional de Investigadores de la Asociación Mexicana de Investigadores de Teatro, Cuernavaca, Morelos. Abril del 2006.
[10] En ingles entrenamiento que se realiza ante una audiencia o espectadores. En frances “parformance” significa realización, siglo XVI deriva del verbo “parformer”(realizar-ejecutar). Se empleaba en Francia para designar  las pruebas excepcionales de un caballo en el hipodromo. En ingles también es sinónimo de espectáculo, en E.U se utiliza en término “Performance act”; para lo que en Francia y en los países hispanoparlantes utilizamos la palabra “PERFORMANCE”.
[11] POSTMODERNIDAD EN 4 DRAMATURGOS LATINOAMERICANOS. Alfonso De Toro. Whashington. USA. Junio 1990.
[12] CORPORIZACIÓN/DESCORPORIZACIÓN/TOPOGRAFÍAS DE LA HIBRIDEZ: CUERPO Y MEDIALIDAD. Alfonso De Toro. Revista CELCIT de Teatro. No. 31.
[13] PERFORMANCE EN COLOMBIA. TRES DÉCADAS DANDO VALOR A LAS MATERIAS MISERABLES. Natalia Restrepo. Primer Congreso Internacional de Estudios Teatrales “Trayectos expandidos del teatro” Facultad de Artes, Universidad de Antioquia.(Medellín, Colombia). 4 al 6 de noviembre de 2009.
[14] EL TEATRO Y SU DOBLE. Antonin Artaud. Paidos, 2000.
[15] ARTE DE VANGUARDIA Y ESPACIO ESCÉNICO: LA PARTITURA DE ACCIONES O CUANDO LA IMAGINACIÓN JUEGA AL EQUILIBRIO. Antonio Campos Ceballos. Universidad de Málaga. Revista Recre@rte. No. 6. Diciembre de 2006.
[16] LA AMBICIÓN DEL CIRCULO. DIALÉCTICA DEL CONTENIDO Y LA FORMA EN LA CREACIÓN DE EL GIRATORIO DE JUAN MOREIRA.  MUERERÍO TEATRO. Diego Starosta. Buenos Aires, Argentina. Abril 2002.
[17] ARTE DE VANGUARDIA Y ESPACIO ESCÉNICO. Antonio Cantos Ceballos. Universidad de Málaga. Revista Recre@rte, No. 6. Diciembre de 2006.